sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 25.


- ¡No! A ti no te quiero, le quiero a él-chillé.
Pedro quedó atónito, al igual que Andrés.
- ¿Qué? No me lo puedo creer…-negaba con la cabeza hacia abajo-Con todo lo que he hecho por ti…
-¿Tú por mí?-me asombré-Claro, al principio todo era muy bonito, hasta que te vi con tu ex en aquel bar y me pegaste en la cara. Hasta ahí.
- Te dije que lo sentía mucho y no volvería a pasar.
- Ya lo sé, pero no me creo tus palabras, son solo palabras. Ya no me has demostrado nada… Además, son por muchas cosas más.
-¿Pero qué tiene él que no tenga yo?
-Yo: Confianza, amor, generosidad… ¿Quieres que te diga más? Mira Andrés, desde que empecé a hablar más con él y a estar más tiempo junto, e notado cosas que contigo nunca e sentido. Gracias a ese beso inesperado, e sabido que le quería y que no es el mismo que tú. Sólo me querías para ti-hice una pausa- pero tengo que tener mis amigos y poder hablar con ellos, no me puedes prohibir lo que quiero hacer, soy mayorcita y sé lo que tengo y no tengo que hacer.

Pedro no hablaba, no articulaba palabra. Andrés sólo me miraba y no decía nada, hasta que por fin se decidió a hablar más que escuchar.

- Mira Estela, siento mucho lo que te e echo. Nunca más volveré a hacer las cosas que en su día te hice, lo juro. Me arrepiento de todo. Por favor, vuelve conmigo…

Andrés parecía convencido de lo que decía era verdad, pero ya era demasiado tarde, mi corazón no era un juguete y había sufrido mucho a su lado estos últimos meses de relación. Ya no sentía nada por él, ahora quería con locura a Pedro. Sabía que las cosas iban a cambiar con el.

-Lo siento Andrés. Ya no te quiero.

Andrés no habló y yo me fui de allí agarrada de la mano con Pedro.

-¿Crees que está bien lo que has hecho?
- Sí, lo sé, estoy convencida de eso-suspiré- Te quiero.
- Yo también, y desde que entraste por esa puerta y te conocí. Pero le tenía miedo a él. Lo siento.
-Lo pasado, pasado está- sonreí-Y ahora, quiero vivir mi presente y mi futuro contigo.

Pedro no respondió con palabras, lo hizo con un beso. Eso significaba que él también quería decir lo mismo.
Ambos andamos hacia mi casa, ambos cogidos de la cintura.


Ya ha pasado un año desde que estoy con Pedro. Todo me va genial, ya no le quiero, le amo.
Se lo conté a mi padre. Al principio no se lo tomó muy bien, pero luego, al cabo de los meses, lo dejaba entrar en casa y pasábamos ratos de diversión los tres, jugando a las cartas, viendo la tele. Muchas cosas juntos.
Por fin hablé con mi madre. Hacía mucho tiempo que no lo hacía, pero a pesar de ello, no estaba enfadada; es más, estaba contenta y feliz. Había encontrado a otro hombre y estaba viviendo con él desde hacía ya meses.
Me lo tomé bien y más si ella era feliz a su lado. También le conté lo mío con Pedro y se alegró. Me dijo que algún día tendría que presentárselo.
Por las navidades, no pude ir a verla, no teníamos dinero, asíque nos quedamos en casa los tres y pasamos mitad navidad en mi casa y la otra con la familia de Pedro. ¿Su familia? Me habían caído geniales, tenía mucha afinidad con su hermana de un año mayor que yo y sobre todo con su madre. Me encantaba hacer pastelitos con ella, me recordaba a la mía y lo ratos que pasábamos juntas en la cocina inventado cosas.
En cuanto a Andrés, no sabía nada de él desde la última vez que le vi y hablé diciéndole que no le quería.
Mis estudios iban geniales, bueno, nos iban geniales, a los dos. Nos ayudábamos mutuamente, él a mí con las matemáticas y yo a él con la química y la literatura.
Ya estaba en primero de bachillerato, iba a pasar a segundo, era verano. 

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